Besar no es solo morder unos labios.
- Papá, ¿tienes un momento? – le preguntó
el muchacho.
- Tengo que ir en un rato a comprar unas
pilas, pero dime.
- Para ver si me podías ayudar con una
cosa, que no sé qué hacer.
- Claro, dime –accedió, tras darle una
palmada en la espalda, vencedor–. ¿Trabajo de química, conocimiento del mundo,
historia? En todas, tu padre es un crack.
- Papá, no existe nada que se llame
‘Conocimiento del mundo’. Pero no, no es del instituto –El comentario
desorientó al progenitor–. Es para que me des algún consejo para besar.
- ¿Cómo?
- Besar, papá. Joder, todo el rollo ese
de meter la lengua y eso. Que me pongo de los nervios nada más pensarlo. No sé,
alguna técnica o algo.
- ¿Te gusta la chica? – trató de desviar
la atención.
- ¿Quién te dice que sea una chica? –
hizo un silencio que perturbó. Pronto sonrió– Es broma, claro que me gusta.
- Entonces está hecho incluso antes de
estarlo. Eso sale solo. Pero con cuidado, en su justa medida.
- Por dios.
- Campeón, en la vida hay hasta que
entender que besar no es solo morder unos labios.
- Papá, ¿en serio?
- Te pondría algún ejemplo, pero sería
con tu madre e imaginártelo no creo que le haga bien a nadie.
- Por fin algo con sentido.
- El caso es que hasta hay que controlar
la pasión. Bueno, no controlarla, pero sí canalizarla. No puedes darlo todo en
tu primer beso, pero tampoco te puedes quedar a medias.
- ¿Y en qué momento se introduce la… la
lengua?
- Pues tienes que ver las señales. Si
ella abre la boca, si es ella quien hace el amago, si ves cómo suelta un leve
gemido…
- ¿Gemido?
- Sí, como respiración acelerada, que
eso es que le está gustando y… Joder, yo pensaba que tú ya no eras virgen.
- ¿Y qué momento exacto determina que se
puede pasar a la acción?
- Si te toca, si se deja tocar… pero ya
te estás yendo del tema –observa su reloj–. Mejor me voy, que al final me
cierran.
El padre intenta girarse para marcharse,
pero antes le da un toque en la mejilla.
- Ya verás como es más fácil de lo que
parece.
- Papá –éste vuelve a fijarlo como
centro de atención–. Hace dos años que no soy virgen, pero me ha parecido magnífico
todo esto que acaba de suceder.
- Eres un cabrón.
- Y tú un sensible, quién lo iba a
decir. Anda, ve ya a por las pilas. Y tómate una cerveza también, que me da que
el que necesita energía vas a ser tú.
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