Sin expectativas, pero con esperanzas.


Existen demasiadas historias que hablan de ella. Sin embargo, pocos supieron conocerla, o lo hicieron acorde a unas expectativas. Surgieron la mayoría de las dudas cuando ella ya no estaba para responderlas. Así es como Gaga escuchó hablar de Lady por primera vez.


Desde que había llegado a la ciudad, todo iba muy rápido. Gaga no se encontraba a sí misma. Sentía que nadie sabía verla. Sin embargo, todos echaban de menos a Lady, a alguien que ya no estaba. Por más que preguntó por ella, no encontró respuesta. Y por más que quería seguir con su vida, el desasosiego que le provocaba aquella misteriosa chica no le permitía centrarse en otras cosas.

Por eso partió en su búsqueda. Sin expectativas, pero con esperanzas. ¿Acaso no es eso lo que mueve el mundo? Partió por mil lugares. Solo necesitaba preguntarle a Lady cómo, siendo tan feliz como todos decían, por qué había decidido marcharse. Así, justo cuando se fue a dar por vencida, fue a parar al último pueblo de su lista. Al final de la carretera se encontraba una chica que se parecía mucho a aquella chica que ella portaba en una foto...

En efecto, era Lady. Dios mío, ¿ahora qué iba a decirle? Ni siquiera la conocía. Ni siquiera tenía un motivo por el que estar allí. Por un momento lo sopesó y dilucidó que quizás Lady tampoco lo tenía. Entonces se acercó.

- No quiero cuestionar tus razones. Solo me gustaría entenderlas, si me lo permitieras. Soy una persona curiosa, eso es todo. Sin embargo, yo, a la que nadie sabe ver, no puedo entender como alguien tan querido por todos puede desaparecer.

- Lo que es curioso es lo que me dices –añadió Lady–. Porque somos como polos opuestos. Si me marché es porque me cansé de ser demasiado vista, de no tener la libertad de dejar de ser la heroína que todos esperan que sea. Aquí no me conoce nadie. Aquí puedo empezar a conocerme yo.
- Entonces... ¿no volverías?
- Podría hacerlo. Pero no sé si quiero.
- Hagamos una cosa, si esa es la única razón. Yo puedo ayudarte. Ahora qué he empezado a conocerte, no me gustaría dejar de hacerlo.
Se produjo un silencio eterno en el que solo se intuían los retazos en el interior, despedazándose. Un segundo después, se unieron en un atisbo de luz.
- Bien. Entonces, volvamos.

Gaga deseaba con tanta fuerza que Lady se quedara para aprender de ella, que no había tenido tiempo suficiente en cavilar una treta que la ayudara a resolver los problemas que la habían llevado a ausentarse.

En el tren, no pudo pensar en otra cosa. Sin embargo, no hizo falta nada más que la propia realidad. Al pisar la ciudad, Lady pasó junto algunos vecinos que la saludaron como si nunca se hubiera ido. Un simple ‘Hola, qué tal’.

Lady pasó a un segundo plano. No obstante, por las calles se comentaba la hazaña de una joven recién llegada que había hecho volver a aquélla de la que se narraban tantas historias. Una tal Gaga. Ensalzaron su labor y extendieron su mérito. Ahora todos la conocían. Porque se dice que el tiempo pone a cada uno en su lugar, por más vueltas que haya dado mientras tanto. De hecho, hay personas que huyen de lo que otros buscan ardientemente. Ésa es la esencia de la vida. Esa y hacer que entiendas que hay gente que te quiere de vuelta, aunque nunca te lo diga. Y no hace falta entender por qué. Solo está bien tenerte merodeando. Ya está.

Uno se cansa de que no lo vean, pero también de que lo estén mirando todo el tiempo. Entre el afán de destacar entre tantos y nuestra persistencia hacia la soledad, muchas veces no sabemos entender el límite entre lo que ansiamos y lo que deseamos. Puede no ser lo mismo.

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